Por: Ileana Martínez

En el marco del Día de las Madres y en exclusiva para Top Magazine platicamos con la señora Nieves Quiroga Garza, mamá de una reconocida personalidad de Monterrey, Adalberto Madero, y además también es mujer, abuela, hermana, tía, y queremos conocer más acerca de su historia de vida.

Iliana Martínez:  Es un placer y algo que hay que mencionar es que esta es la primera vez que habla usted ante las cámaras y que honor que nos permita que seamos nosotros quienes la entrevistamos. Me gustaría comenzar por su historia, ¿quién es Nieves Quiroga?
Nieves Quiroga: Yo nací aquí en Monterrey. Fui una niña muy feliz, tuve una infancia hermosa con unos grandes padres. Fui la cuarta en mi familia. Mis hermanas mayores y mi hermana más chica todavía las tengo en mi vida gracias a Dios. Mi hermano sí se nos fue hace unos años. Entonces tuve una infancia y un recuerdo de mis padres hermoso, porque siempre nos educaron con mucha disciplina y a la vez mucho amor. 

IM: ¿Cuántos hijos tiene?

NQ: Tenemos tres hijos hombres, tres hijos maravillosos.

IM: ¿Cuáles son los nombres?

NQ: Armando Enrique, el mayor; Adalberto Arturo y Andrés Eugenio, el más chico. 

IM: Los tres hombres inteligentes, hombres trabajadores…

NQ: Y buenos hijos.

IM: Me interesa mucho conocer un poquito más acerca de su historia (de Adalberto) que hasta los tres años fue cuando se dieron cuenta que algo estaba pasando…

NQ: Claro, a los tres años mis padres me dicen “hija, Adalberto no habla”. ¿Cómo que no habla?, si yo lo entiendo todo. Pues los dos hermanitos siempre juntos pues todos le entendíamos. Ellos insistieron, entonces fuimos a Estados Unidos a checarlo y el diagnóstico de ellos fue que era un niño que había nacido con una lengua más pequeña de lo normal, y lo que ellos sugerían era que lo pusiéramos en clases de lenguaje. 

IM: En ese momento Adalberto era un niño de tres años, ¿cómo se comunicaba con ustedes?

NQ: Pues la madre le entiende todo, una madre entiende.

IM: Empiezan con las terapias de lenguaje, y ¿qué cambios ve?

NQ: Fue a los tres años, y las clases de lenguaje duraron hasta que terminó la primaria. Entonces fueron muchos años de constancia.

IM: ¿Fue difícil para usted como mamá el sentir una preocupación ante la situación?

NQ: Pues mira, en un principio posiblemente lo sentí porque te angustia todo lo que le pasé a tus hijos, pero después yo viendo la dedicación de Adalberto y que era el que me traía como gendarme, porque sí, porque él es muy constante y desde chiquito es así. Llegábamos del colegio y del colegio comíamos y lo tenía que llevar a su clase de lenguaje. 

IM: ¿En algún momento, ustedes como papás se sentaron con él a explicarle cual era el motivo de estar yendo a estas terapias?

NQ: Claro, platicamos con él y él no le daba mucha importancia. Él era muy constante y muy dedicado. Nunca batalle con él para nada y al contrario, me traía como gendarme. Él me apuraba más para ir a sus clases de lenguaje, porque además de eso él tenía que hacer deporte como todos los niños. Entonces estuvo en Avispones en fútbol americano varios años.

IM: Pasan los años y Adalberto comienza a tener cambios positivos en el habla, se empieza a comunicar y ¿él llevó una educación normal?

NQ: Normal. Cuando termina sexto año, lo mandamos a estudiar inglés y cuando nos hablaba los fines de semana nos decía “cuando llegue a Monterrey quiero que me pongan en clases de oratoria”, porque el Padre del colegio le sugería eso. 

IM: ¿En qué comento, ustedes como papás vieron esa evolución que les permitió ir soltando más?
NQ: Adalberto empezó la secundaria y empezó a hacer su vida de amigos y todo normal.

IM: ¿Quiénes eran esos amigos que llegaban a su casa todos los días y querían que la tía les hiciera de comer? 

NQ: Hizo varios amigos en la infancia y cada quien tomó su camino y para Adalberto, su camino fue la política desde muy joven. La historia también le gustó mucho, muy jovencito entró a la asociación de historia neolonesa. Escribió su primer libro a los 17 años porque era requisito para entrar a la asociación. Entonces entra y Adalberto es poco amiguero, porque él se comienza a involucrar en su trabajo, en la lectura. Ya más grande, Adalberto comenzó a correr 10 kilómetros en las tardes y llegaba a casa de mis papás y ahí se quedaba con el abuelito a platicar y mi papá le prestaba libros de historia.

IM: ¿Su abuelo fue quien le heredó su pasión por la lectura?

NQ: Exactamente, de ahí Adalberto empezó su pasión por la lectura.

IM: ¿Qué tipo de libros pedía Adalberto que le compraran?

NQ: Él empezó con historia de México, luego historia universal, historia de Nuevo León, y así fue creciendo, hasta llegó a involucrar la historia de Argentina, de Chile, tanto que yo le decía “mijito, eres mexicano, ya deja la historia de Chile”. Le encanta, le encanta la historia. 

IM: Ahora, regresándonos un poco al tema del problema de Adalberto en el lenguaje, hablábamos del cómo para ustedes fue una sorpresa y una preocupación a final de cuentas.

NQ. Claro, en aquel entonces no había información.

IM: ¿Cómo platicaban ustedes como pareja?, como padres de Adalberto, el que va a pasar, el “oye no quiero que le vayan a hacer burla en el colegio a mi hijo”.

NQ: Claro, de todo había. Pero la seguridad que le dimos a él y que él ya traía yo creo que gracias a Dios nunca se ha sentido. Al contrario, toda esa seguridad se la dio la lectura, la preparación, la historia, el amor por los libros.

IM: ¿En qué momento Adalberto comienza a interesarse por la política? Sabemos que la política, el hablar viene de la sangre.

NQ: Claro, Adalberto lo trae en la sangre porque de verdad es algo que le digo “hijo mío ya, bájate de ese carro. Ya no vayas al municipio. Ya no viajes” y me dice, “mamá es mi vida”, entonces es inevitable, es su propósito y le encanta.

IM: El abuelo de Adalberto fue Gobernador interino de Nuevo León a los 33 años aproximadamente.

NQ: Adalberto está más enterado de la historia de mi papá porque él se pegó más con mi papá, estudió más de mi papá, sobre la historia, conoce más de él que yo misma.

IM: ¿Recuerda usted el momento en el que Adalberto se enteró que su abuelo llegó a ser gobernador interino?

NQ: Pues con los años, a como fue madurando y creciendo, cuando le empieza a dar libros a leer. Tanto que llegó el momento que Adalberto, con el domingo que le daba mi marido, compraba libros. 

IM: ¿A qué edad fue cuando Adalberto dice “yo también quiero estar dentro de la política”?

NQ: Cuando termina su carrera de leyes, lo volvemos a mandar a Estados Unidos a estudiar un curso intensivo de inglés en una universidad para puros profesionistas, un año completo. Ya cuando llega, es cuando empieza a interesarse y se hace miembro del Partido Acción Nacional. Su primer trabajo fue acompañar, ayudar y apoyar a los regidores de los municipios de oposición, o sea que él viajaba por todo el estado.

IM: Los acompañaba y al final de cuentas lo que lo pusieran a hacer…

NQ: Sí, lo que lo pusieran a hacer. Él iba con mucho gusto a trabajar. Y ya después de eso es cuando empieza a buscar una diputación por el sexto distrito. 

IM: Inició ahí su carrera política oficialmente…

NQ: Claro, ahí empieza.

IM: A él como persona, ¿cómo puede definir a Adalberto usted como mamá? 

NQ: Como un ser humano súper cariñoso. Es súper cariñoso con nosotros. Pasa dos veces al día aquí a la casa. Siempre está al pendiente de cómo estamos, cómo nos sentimos. Si hay que ir a ver al médico, él nos lleva, se da el tiempo. 

IM: Se acerca el Día de las Madres, y vi publicaciones en redes sociales de Adalberto donde a la gente le sorprende que su mamá se vea tan joven, tan guapa, y hay un comentario que me llamó mucho la atención que dice “parece muñequita” y Adalberto respondió que justamente así le dice a usted, “mi muñequita”.

NQ: Sí, así es. Me lo dice de cariño, es muy expresivo. 

IM: Eso yo creo que ha hecho que Adalberto se gane la confianza de la gente, el cariño, la empatía. De los ciudadanos en el puesto en el que le ha tocado estar.

NQ: Claro, y él lo disfruta siempre. 

IM: ¿Qué pasa cuando inicia su contienda a la alcaldía de Monterrey para el 2006 – 2009? ¿En ese entonces en qué puesto estaba o qué ejercía Adalberto en ese momento?

NQ: Era senador de la república, después de diputado fue senador. Él todavía era senador cuando empezó a trabajar para la alcaldía.

IM: Y les dijo “Mamá, papá, quiero ser alcalde de Monterrey…

NQ: Claro, y teníamos que respetarlo. Era la ilusión de él, ya había sido senador, ya era grande y él sabía lo que hacía y había que apoyarlo.

IM: ¿Ustedes fueron parte de la campaña como familia?

NQ: Bueno, sí. Principalmente yo, mi marido no se involucró. Yo trabajaba mucho, me organizaba a donde me tenían que llevar, era mucho el trabajo, había que viajar a los municipios y trabajaba hasta los domingos.

IM: ¿Usted fue la presidenta del DIF?

NQ: Tuve el gusto y gran orgullo de ser la presidenta del DIF.

IM: Antes de platicar de eso, ahora vamos a 2006 cuando se dan las votaciones, los ciudadanos le dan su voto y Adalberto gana. ¿Cómo lo vivieron ustedes?

NQ: Bueno, ese día fue muy largo. Estuvimos en el comité de Acción Nacional hasta que en la madrugada nos avisan que Adalberto había logrado los votos mayoritarios de los municipios. Fue como a la una o dos de la madrugada, no se me olvida. Es un momento de mucha tensión, mucho nervio. Es una experiencia que en tu vida has vivido, entonces pues emocionados porque él estaba ganando. Era su ilusión. 

IM: Luego ya oficialmente lo nombran Alcalde del municipio de Monterrey durante el año 2006 – 2009. ¿Cómo empiezan las actividades de Adalberto Madero en ese entonces? ¿Cuál fue su primera encomienda, sus primeras acciones?

NQ: Mucho trabajo. Mucho visitar. Hacía campañas con su equipo. Iba a las colonias a visitar todas las colonias y les preguntaba que necesitaban en la colonia. Entonces la asociación de colonos decidía sus necesidades, Adalberto lo llevaba a cabo y junto con el equipo de gente que se encargaba de eso lo inauguraba. Siempre regresó a verificar que las cosas se hicieran y que se entregarán como debe de ser. Claro, fueron más de 100 colonias que arregló, pero es un número muy grande de colonias populares. No se nota mucho porque son muchas colonias, pero nos recuerdan con mucho cariño, no se les olvida.

IM: Adalberto fue el primero que empleo a personas con discapacidad en el municipio de Monterrey

NQ: Claro, en la plaza Zaragoza. También en uno de los parques de Monterrey.

IM: Usted era presidenta del DIF municipal, en ese entonces Adalberto era soltero entonces le tocó a usted, ¿cuál fue su experiencia de conocer casos difíciles?

NQ: Yo llegaba feliz de la vida. Hasta mi marido me decía que venía feliz. Pero también ciertos días veía cada situación en las que quería hacer más por la gente, hay tanto que hacer. 

IM: Luego a esas personas ustedes les ayudaban a conseguir trabajo, a hacerse valer por sí mismos.

NQ: Sí, ya hay centros que son de puros adultos mayores. Ahí se cuidan, se les da sus tres alimentos diarios, se les atiende como niños chiquitos. 

IM: Pasaron esos tres años, ¿cómo los definiría?

NQ: Muy exitosos. Yo me sentía muy satisfecha porque aparte recibíamos mucho cariño de la gente. La gente está muy agradecida. Eso te llena el alma, te da mucha satisfacción. 

IM: ¿Qué sucede con Adalberto después de terminar su mandato de tres años por la alcaldía de Monterrey?

NQ: Cuando termina, sigue escribiendo libros, sigue trabajando porque no dejó de ir a los municipios 

IM: Adalberto tiene más de 40 libros escritos por él. ¿Usted ya leyó alguno de esos libros?

NQ: Escribió muchos en el Senado. Claro que sí los he leído. No todos, pero son muchos. 

IM: Hoy en día pudiéramos decir que Adalberto es una de las personalidades de la política más queridas y empáticas con la gente. Eso ha venido a notarse más después de las redes sociales, en la administración pasada yo creo que las redes sociales no jugaban un papel tan importante como lo es ahora. Hoy, él se deja ver como un ser humano completamente normal, como cualquiera de nosotros, muestra a sus hijos, el cómo es como padre de familia, como servidor público, ¿usted ve los Tiktoks y redes sociales de Adalberto?

NQ: Sinceramente no veo todo

IM: Pero lo que ha visto es así como usted como mamá lo conoce, es decir ¿es tal cual?

NQ: Así como lo conozco es y yo todavía le dije “hijo mío, por favor no tanto”. Adalberto tiene una vida normal, no finge, es espontáneo. 

IM: Y así como hay gente que empatiza mucho con Adalberto, también hay gente que no lo quiere…

NQ: Claro, es natural. No somos monedita de oro. Es imposible.

IM: ¿Cree usted que la manera tan peculiar de hablar de Adalberto le haya restado en algún momento su credibilidad como político para algunas personas?

NQ: Posiblemente sí, simplemente porque es muy difícil darle gusto a la gente. Pero como Adalberto recibe tanto cariño de la gente, lo ves que llega, le preguntas “¿cómo te fue?” y te responde “de maravilla”. Por eso me gusta juntarme con él, es muy positivo. Eso le ayuda, le ha ayudado en su vida, es admirable. Y te lo dice de corazón, él es feliz haciendo lo que le gusta. Su trabajo le encanta.

IM: Conociendo sus vivencias, ¿qué palabras le diría a aquel niño que venía regresando de estudiar inglés para estudiar la secundaria y que a lo mejor todavía tenía dudas de lo que iba a pasar con su vida?  

NQ: Le diría “sigue adelante, no cambies”. Sigue tan positivo, con esa energía, con ese gusto que lo hace. Se levanta muy temprano y se acuesta tarde porque anda en todos lados trabajando

IM: Sabemos que ahora está nuevamente en campaña para la Alcaldía de Monterrey, ¿cómo fue ahora esta noticia en familia?

NQ: Yo ya me cansé de decirle muchas veces “ya bájate de ese carro, deja ya de trabajar”, pero es su vida y es lo que le gusta hacer. Entonces qué hago, apoyarlo. 

IM: ¿Cree que es uno de los propósitos en la vida de Adalberto?

NQ: Sí, claro. Lo ha sido siempre. Servir a los demás le encanta. 

IM: Si pudiera definir en tres palabras a Adalberto, ¿Cuáles serían esas tres palabras?

NQ: Positivo, dedicado y auténtico. 

IM: Se aproxima el día de la madre, ¿Qué mensaje le daría a las mamás o próximas madres?

NQ: Seguridad, ante todo. Que sean felices y que lo disfruten. Que se entreguen a sus hijos, que es el tesoro más grande que tengo.

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